domingo, 14 de agosto de 2011

El Cara-Libro me ganó...


Y sí, lo debo reconocer.  Resistí todo lo que pude, pero su invasión descarada, me derrotó. Está bien, lo digo: -¡Tengo Facebook! Y lo peor de todo es que lo uso y bastante!

Soy de la generación del, te llamo por teléfono, o nos encontramos (pero en serio: en vivo  y en directo) pero también soy de la generación que tiene que, de alguna manera -  para no quedar marginada -    integrarse a tanto avance tecnológico y subirse al tren desenfrenado de los productos de este Sistema.

Siempre tengo presente las palabras de una profesora de la Facultad de Periodismo que una vez en clase, declamó (citando a famosos pensadores del pos-modernismo)  que si uno quiere aportar algo de sí para modificar las injusticias y desigualdades del Modelo hegemónico vigente, lo tiene que hacer por dentro del Sistema, por qué si se hace por fuera, uno queda “tildado” sólo de alternativo.  Y eso trato de hacer, poner mi granito de arena pero del lado de “adentro”. Por lo tanto intentaré, desde mi modesto lugar, hacer uso de este tipo de redes electrónicas, para contribuir a la comunidad.

Para ejemplo sobra un botón, decía una tía mía, pero el Facebook, así como otros medios de comunicación virtuales, como Twitter, blogs, mensajes de texto, y otros, se han impuesto de una manera alarmante, a tal punto que las personas (que las hay y muchas), que ni siquiera saben cómo se utilizan, quedan marginadas.  Grande es el esfuerzo de mostrarlos (desde las grandes Corporaciones)  como  un medio de comunicación social que tiende a  igualar, a traspasar fronteras;  pero es discriminatorio,  no sólo por la cuestión económica, sino además por la cuestión generacional.

Lo que no se puede discutir, es la rapidez en la circulación de la  información,  como búsqueda de personas, pedidos de sangre para algún paciente grave, o el extravío de documentos o mascotas.  Eso está muy bien: el servicio que brinda, es inagotable.

Hay algo que también resalto de esta herramienta comunicacional, que me entusiasmó para “pertenecer” y es que además de las cuestiones de esnobismo, narcisismo, egocentrismo e individualismo que se pueden suscitar entre algunos de los contactados, está el hecho de reencontrarse, aunque sea virtualmente, con tanta gente querida, que uno conoce de la vida, y no sabe que es de su existencia, a veces en años.  Ya sé que no es lo mismo, pero por lo menos intentaremos aprovechar para darle otro sentido a este medio. Por lo menos para mí. Es una de cal y otra de arena.

ALICIA CAMPOS

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