Cuesta escribir cuando
uno/una no está motivado. Hay tantos temas interesantes sobre la comunicación
social, pero no hay caso, cuando la motivación es escasa, no sale.
La muerte de Beto
Badía, me devolvió las ganas de escribir. Tal vez, porque necesito expresar
todo lo que siento y cuánto significó para mí. Su partida, no digo que me
sorprendió, porqué a decir verdad, la esperaba. No lo veía bien. Esa maldita enfermedad, que
no quiero ni nombrar,(no por miedo, sino por un sentimiento superior al odio).
Esa maldita enfermedad se llevó a muchos seres queridos.
Todos buenos, necesarios, fundamentales en
nuestras vidas y en este mundo que deja mucho, mucho que desear y está cada vez
más desprovisto de personas de esa calidad…
Intentaba convencerme
de la recuperación de Juan Alberto, quizás, contagiándome del optimismo de
otros/otras que lo quieren como yo, pero en mi interior sospechaba que algo no
estaba bien. Lo confirmé hace dos meses cuando de casualidad, me lo encontré
después de muchos años.
Fue en un restaurante
que está cerca de mi casa. Recuerdo que me miró y me dijo, -Mi locutora
favorita! Yo, me quedé muda porqué pensé que no me iba a reconocer. Lo quería
abrazar, de hecho, lo hice pero lo vi tan frágil y tan triste. Me costó
encontrar en él al Juan Alberto con el que tuve el honor de trabajar casi dos
años. Tenía ganas de decirle tantas
cosas, pero me superó su estado, como decirlo, de vulnerabilidad. Qué injusto! Porqué él!
Ayer, cuando me
enteré de su internación y de su estado crítico, fui para mi casa. Empecé a buscar fotos de la época hermosa en
que compartimos la radio. Fueron tantos los momentos felices que viví junto a
él! Era tan especial. Siempre generoso,
buen compañero. Nunca lo vi tratar mal a nadie. Beto ejercía la docencia del
comunicador social, él daba clase, sin darse cuenta, de cómo debía ser un buen
profesional. Todos/todas lo observábamos embobados.
Cuando ya tenía mis
fotos ubicadas y las miraba detenidamente, recordé esos viernes mágicos, donde él
sacaba la radio a la calle. Hacíamos
radio en los bares, con figuras del
espectáculo o de la política como invitados. Éramos un grupo muy unido y
divertido. Sinceramente, nos divertíamos. Estaba repasando en mi memoria, todos
los artistas que conocí gracias a Badía, cuando la radio me dio cruelmente, la
noticia de su muerte.
Desde ayer, siento una
enorme tristeza. Por un lado, la pérdida de un ser humano excepcional. Con
él, se fue un modelo de comunicador de
los que quedan muy poquitos. Y lo que también me duele, es la sensación de
orfandad que nos deja. Juan Alberto fue formador y referente de toda una generación de
locutores. Fue nuestro modelo a seguir.
Chau, Beto querido,
gracias por todo…nunca te olvidaremos!
ALICIA CAMPOS