Cuando una está de vacaciones, es decir cuando nuestro
tiempo se estira y estamos más relajados, buscamos hacer actividades que nos
den placer. Disfrutamos de las pequeñas cosas. Por ejemplo: contemplar la
naturaleza, no usar el reloj, caminar, ir a la playa, a las sierras, al cine,
sentarse a comer, etc. Es, durante estos
momentos, en los que prestamos atención
a ciertos escenarios que durante el año laboral no podemos tener en cuenta (o
sería imposible), por la vida tóxica y estresante que llevamos, donde todo es
para ayer.
En el caso de los que estamos involucrados en el apasionante
mundo de la comunicación social, el
lapso vacacional, es ideal para observar todo lo concerniente a ese campo, que
es amplísimo. En él, incluimos: las
conversaciones, los gestos y actitudes de las personas en ocasionalidad, y
también a aquellos medios que sin duda reflejan lo que nos pasa como sociedad. En
esta oportunidad me voy a referir específicamente a la televisión.
Contar con muchos años en medios, le agrega un plus y una mirada
diferente. De ahí la crítica, porque una
siente que estos espacios comunicacionales han ido alejándose, desde su
creación a nuestros días, cada vez más de su público y de su esencia, lo fue
reemplazando por un contenido vacío y deformado de una realidad que solo
contempla el consumo, el confort, lo hueco, la falta de respeto, las miserias
humanas, la cosificación de los seres humanos, etc.
Lejos de generalizar,
debo reconocer y destacar que también en la actualidad, aunque sea como
pequeños oasis, la tele cuenta con cierta programación digna de felicitación,
gracias a alguna mente creativa que entendió donde se debe estar. Recalco la
felicitación porque hay programas sencillamente admirables y cumplen con los
tres requisitos que para mí debe tener un producto televisivo: información, entretenimiento y educación. A mi
entender, esto lo logra concretamente el Canal Encuentro.
Por ese camino, siento que van rumbeando algunos otros que
se van dando cuenta que la tele debe reflejar lo que le pasa a la gente común.
Tal es el caso de la señal América, que si bien tiene alguna programación al
que se podría tildar de bizarra, balanceó con un muy buen producto. Se trata
del programa “Los unos y los otros”, conducido excelentemente por Andrea
Politti.
Confieso que empecé a mirar esa emisión con cierta
desconfianza, esperando que en algún momento “deschave” el amarillismo tan de
moda, así como también el regodeo de mostrar las miserias humanas. Me llevé una sorpresa. No sólo por el cuidado y respeto hacia los
que acuden allí, y se sientan
angustiados frente a una cámara al desnudar su vida privada.
Hay que destacar
también la elección muy acertada de la conductora Politti que va acompañando
con mucho respeto y sin golpes bajos a aquellos y aquellas que son invitados al
piso luego de escribir o llamar para
pedir ayuda, son a los que les suceden
cosas reales, dramas reales, son los que se pasan la vida buscando familiares de los que fueron
separados. Hay casos increíbles, historias cargadas de desencuentros, soledad y
falta de comunicación.
Esto es lo que deseo reclamar, que la tele
regrese a los hogares, que muestre sin regodeos, lo que le pasa a la
gente, que cumpla la función social de acompañar a la audiencia. Que sirva para
que otras personas que están mirando ese programa se animen y acudan si lo necesitan. Que la televisión aparte de espectacularidad
tenga momentos de sensatez.
Hay tanta falta de
Institucionalidad. El Estado está tan
ausente y la sociedad hace tiempo, ya lo reemplazó por los medios de
comunicación audiovisual como un interlocutor válido y creíble. Así están las
cosas. Si la televisión no lo muestra, no existe. Tal es el poder que
tienen. Por eso, es momento para aprovechar y rever contenidos.
De ahí que celebro y
felicito por este tipo de iniciativa. Contar con una programación acorde a los
tiempos que vivimos, cerca de la gente, nada más ni nada menos. Una
programación que trate sobre la conflictividad de las relaciones humanas. Pero que además de mostrar, sea un lugar donde
la gente común se vea reflejada y pueda encontrar soluciones a una vida cada
vez más usurpada por la soledad, miedos,
angustia y desencuentros, egoísmo, indiferencia, en fin, los males de estos
tiempos.
ALICIA CAMPOS
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un curar incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
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